Me pregunto a veces porqué no podemos disminuir la alta incidencia de algunas patologías que aparecen en nuestra sociedad como ocurre con el tema de las adicciones. En el discurso social es conocido y escuchamos con gran frecuencia el tiempo que los niños y adolescentes pasan ante las pantallas, ya sea en videojuegos,redes sociales,etc lugares de los que no se separan o incluso les puede suponer una crisis de ansiedad prescindir de ellos.

El dar pautas o tener buena voluntad no parece que disminuya las estadísticas a las que asistimos a pesar que se crean hasta departamentos especializados, programas para rehabilitar funciones cognitivas

La psicóloga psicoanalista Pilar Puertas Tejedor plantea que la adicción es una autocura privada. ¿De que se estaría curando la persona?. esta autocura privada neutraliza un estado angustioso, difuso y extraño que es la manifestación de un núcleo depresivo no mentalizado. No se manifiesta con síntomas de tristeza, culpa, apatía..la persona se siente invadida de angustia y a través de lo adictivo lo puede soportar, es decir es su forma de salida, es un mal menor ante el sufrimiento.

Me pregunto si en los tiempos que vivimos tan rápidos, de relaciones tan líquidas con cambios vertiginosos, no estaremos cociendo a fuego rápido lo que necesita fuego lento, empujando a soluciones concretas, cerradas donde se pierde de vista la singularidad y la historia de cada persona.

En la adolescencia donde cuerpo y mente va a sufrir pérdidas para adquirir grandes ganancias, no lo olvidemos, en ese tránsito los estados angustiosos, depresivos y extraños son frecuentes y necesitan de un enorme sostén emocional por parte de iguales y adultos, pero si ésto no ocurre los adolescentes buscarán ese respaldo en aquello que esté accesible, y si podemos hipotetizar que a mayor nivel de angustia sin respaldo emocional adecuado, mayor riesgo que se haga un uso desmedido de objetos tecnológicos o redes sociales.

Serge Tisseron, psicoanalista habla de la necesidad de que los padres estén presentes en la infancia y en la adolescencia para que aprendan a hacer un buen uso de pantallas y se pueda prescindir de ellas. Toda la información que reciben la tienen que transformar en conocimiento y esta tarea necesita del otro no lo pueden hacer solos.